lunes, 2 de septiembre de 2013

LXXVII Bailad Bailad Malditos - Sound System Night Rare / Bateig




Siempre tuve por costumbre junto con un buen grupo de amigos, celebrar en Septiembre el final del verano, al principio ocupábamos los campos de nuestros respectivos padres, tras años de celebraciones, en 1995, con la irrupción en nuestras vidas del fantástico Benicassim Festival Internacional, nos cambio radicalmente la manera de entender y organizar las fiestas, fieles durante años al festival, fuimos cambiando nuestras localizaciones e innovando en el montaje de las mismas, la primera fuera de nuestras casas fue en medio de la Rambla, en las ruinas de la conocida Casa de los Budas, ya en el termino municipal de Monóver, más tarde en la cantera de la Mola, donde hoy existe una charca con especies autóctonas, y en 1999, en la Cantera de Bateig, siempre con el animo del encuentro y el hermanamiento entre amigos del verano, la diversión y el amor.
En aquella última fiesta, sucedió lo que nunca nos imaginaríamos, un par de intrusos periodistas de Elda, contaron una versión exagerada y sensacionalista, de lo que sucedió aquella noche, todo lo contrario de lo que contaron en los periódicos, aquí os dejo la real versión de los sucedido aquella fantástica noche de luna llena, y aprovecho para agradecer especialmente el entusiasmo puesto por los colaboradores que siempre de forma altruista ayudaron a que aquellas noches se hicieran realidad.
Gracias Gaspar E., Javier S. Alberto Hi y Albero He Tita, Roser M, Puri T, y todos los amigos de Alcoy, Alicante Novelda, Valencia, Asturias, que siempre estuvisteis ahí para apoyarnos y disfrutar, siempre os llevare en mi corazón, gracias por ayudarme a hacer los sueños realidad, os quiero a todos.


Aquí el texto que nunca nos dejaron publicar, hasta que llegó el Betania 2006, gracias Jesús N. por darnos la oportunidad de que se oyera nuestra voz y nuestras ganas de Bailar, Bailar, maditos.






TEXTO:  Javier Santos Asensi
FOTOGRAFIAS: Roser Morante 


BAILAR, BAILAR, MALDITOS:
Canteras para celebrar la luna llena
A propósito de una fiesta puesta en entredicho.

He decidido  recuperar un texto y una experiencia que, por razones que ya no vienen al caso, se silenció en su momento.  El acontecimiento en cuestión fue una fiesta abierta y popular celebrada en las canteras de Bateig a finales de septiembre del año 1999.  Sobre ella corrieron muchos bulos y se escribieron no pocas mentiras, en base a las cuales la entonces alcaldesa de Novelda, Doña "Perla" condenó enérgicamente la celebración de aquella fiesta independiente. También la Guardia Civil hizo sus pesquisas aunque, afortunadamente, la cosa no fue a más. Pero, como digo, no se permitió que se oyera la voz la de aquellos que participaron y disfrutaron de aquella noche de luna llena. Es hora pues de que se sepa qué realmente pasó.




 

Mi abuelo era cantero no lejos del paraje de Bateig en Novelda, que tanto polvo levantó en aquellos días de septiembre de 1999.  Fue uno de los primeros en establecer en esta población alicantina una sólida tradición de mármol, un auténtico pionero cuyo filón fue seguido por muchos otros empresarios y que, de una u otra forma, ha marcado no sólo la economía sino también el paisaje roto, arañado y cubierto de cicatrices de los campos y colinas colindantes.

Quizás por ello me atraía participar en lo que se me antojaba una fiesta entrañable, cerca de mis orígenes, en el corazón de mármol de esta comarca rica en recursos pero tan empobrecida en sus manifestaciones y hábitos culturales y de ocio.  La idea era reunirse lejos de la angustia claustrofóbica de los reductos nocturnos de macrodiscotecas, pubs y  terrazas-redil para celebrar entre viejos amigos y nuevas amistades la más luminosa de las lunas llenas del año, la que cede el paso al otoño y reivindica por última vez el carácter lúdico de los veranos mediterráneos.    Esa y no otra fue la razón que nos movió a reunirnos y a improvisar con más entusiasmo que medios una fiesta de imágenes, sonidos, naturaleza y baile, cuyo principal dividendo era la alegría de unos y otros antes de iniciar el nuevo curso escolar, el tedio de los horarios de oficina, o las mil y una responsabilidades en nuestras respectivas ocupaciones.

La luna, animosa y vigilante, no dudó en asomarse a la antigua cantera donde bailábamos con entusiasmo, pero también dio luz para que muchos novelderos y sus invitados descubriesen el hechizo de los barrancos y las colinas de los alrededores sembrados para la ocasión de una luz singularmente cálida y acogedora.  Cada uno escogió su noche y su compañía. La montaña no fue mezquina y a todos y cada uno de los asistentes supo regalar un rincón y un momento para compartir alegría, planes y energías.

Todo hubiese quedado en un recuerdo hermoso y compartido por quienes allí estuvimos, de no mediar el desafortunado reportaje publicado por el diario Información de Alicante, con fecha 27 de septiembre de 1999 y cuya autoría se escondió detrás de las iniciales D.F.  Aparentemente fue la única persona molesta con nuestra fiesta de lunas y alegrías, ya que ni siquiera el propietario de la cantera creyó que hubiera motivo para denunciar los hechos cuando la Guardia Civil le animó a que lo hiciera.   Y es que el citado D.F, acudió a la fiesta con la triste intención de denunciar tan insólito encuentro como el que en Bateig se produjo. ¿Sus motivos? Nadie los supo pero todos los lamentamos, porque allí no pasó nada de lo que sugiere en su artículo.

Sería indigno ante ello callar y conceder, mancillando los recuerdos mágicos de aquella noche tan especial. Las cosas no fueron ni por asomo como las ficcionó D.F., una suerte de reportero justiciero. Es preciso entonces aclarar que la fiesta fue de dudosa ilegalidad ya que, si bien es cierto que carecíamos de autorización administrativa para ella, no menos cierto es que se habló con el propietario de la cantera, al que se le expuso los motivos y propuestas, sin que éste viera problema alguno para permitirnos el paso al lugar. La fiesta fue popular, que no ilegal, y por su carácter abierto no se ejerció ningún control sobre los asistentes.

La organización del acto fue una iniciativa de gente de Novelda y su comarca, que, sin ningún tipo de interés económico, invitó a todo aquél que lo desease a acercarse a la cantera para compartir la celebración de aquella última luna llena del verano en la que la expresión artística y la denuncia social armonizaban proyecciones y música con la reivindicación de los espacios naturales como espacios lúdicos y de creación.  Los preparativos, lejos de ser minuciosos, se improvisaron a lo largo de la semana anterior. Que nadie busque un organizador meticuloso, porque no podrá encontrarlo. Todos teníamos ganas de hallar un lugar de encuentro, y todos pusimos los medios para ello.  A la llamada, unos acudieron con cables, otros con equipo de música, con luces, con diapositivas, un generador eléctrico, cámaras para los refrescos y bebidas, proyectores, etc. Una respuesta colectiva ejemplar para estos tiempos de individualismo e insolidaridad.

Los escasos mapas que se consiguieron imprimir no eran para desorientar a la policía, como presupuso el periódico, sino para ubicar  a todos aquellos interesados en llegar al lugar, ya que éste se encuentra en un paraje poco conocido de la comarca.  La auténtica convocatoria se hizo de “boca en boca” partiendo de las calles de Novelda, y llegó tan lejos como marcaba el mapa de nuestras amistades.

“Durante la celebración de la fiesta.....era fácil ver a jóvenes de todas las edades- incluidos menores de edad- bajo los efectos del alcohol y presumiblemente también de sustancias estupefacientes”.


Así resumía D.F. el encuentro. ¡Lamento que tan  triste expresión de periodismo insignificante movilizara a las autoridades locales e incluso a los miembros de la Guardia Civil!  La alegría es libre, el entusiasmo democrático, y allá cada cual con lo que use o abuse del alcohol o de las drogas.  Lo único cierto es que hasta el término de la fiesta, en la mañana del domingo 26, no se había producido ningún tipo de altercado, accidente, acto violento, intoxicación o similar. Tampoco se molestó a vecino alguno, ni se dañó el paraje, algo por desgracia poco habitual durante los fines de semana en pueblos y ciudades de toda la geografía española.

Sorprende también encontrar afirmaciones absurdas como la presencia de menores entre los asistentes. ¿Menores de qué? ¿de 30? ¿de 40?  Seamos justos. Si algo hermoso presencié a lo largo de la noche fue ver como se establecían lazos singulares entre generaciones que apenas si se encuentran en las calles de Novelda: algunos mientras bailaban los ritmos cálidos de los voluntariosos pincha discos, otros discutiendo el valor de las imágenes proyectadas sobre la roca, o charlando en corros improvisados.  Yo mismo hice amigos nuevos entre los más jóvenes mientras ascendía a una de las colinas próximas para entender mejor la singular belleza de aquella noche. Ninguno de ellos bajaba de los 22.

Alarmados, y nunca mejor dicho, por la llamada del periódico, miembros de las Fuerzas de Orden, según indicaba el artículo, hallaron en el lugar restos que demostraban que en la zona se habían consumido “importantes cantidades de droga –cocaína o heroína-“.   Lo que el periodista no dijo es lo que la Guardia Civil bien debía de saber:  que el paraje de las canteras de Bateig era una de esas zonas donde buscan refugio “yonquis” sin tierra, parejas sin bendecir y “trapicheros” fuera de servicio . Quién mejor que el propio dueño de la finca puede saberlo, él que lo venía sufriendo sin que a nadie pareciera importarle. No fue justo  “cargarle el muerto” al morador de una sola noche.

No entendió tan desafortunado reportero que, a sabiendas de que esto era así, y que la cantera había sido utilizado como redil de ganado en el pasado,  el lugar fue saneado, limpiado y desinfectado el día anterior a la reunión.  Se añadieron retales de moqueta vieja, hecho que tanto sorprendía al articulista,  para mejorar así la higiene y seguridad de los participantes.  Tampoco fue justo que el diario Información declinara informar acerca de la limpieza colectiva que en la mañana del  domingo puso punto final a la fiesta, quedando todos los restos, basuras y desechos empaquetados y listos para su recogida.  Pero ese regalo de pulcritud y sentido ecológico que se encontraron los agentes de la Guardia Civil no pareció ser de utilidad alguna para al sesgo sensacionalista con el que el periódico Información buscó hacer noticia donde tan solo hubo una fiesta abierta, multicolor y divertida, no exenta de cierta inocencia.

Pregúntenle sino a cualquiera de los que, como yo mismo, estuvimos allí y cooperamos de una u otra forma para celebrar sin más razones que el entusiasmo aquella fiesta entonces en entredicho. No fueron pocos. Les dirán algo de lo que aquí se apunta: fue bonito, diferente, especial. Cada uno le dará una razón distinta desde su propia perspectiva de adolescente, funcionaria, profesor, ama de casa, jornalero, parado o estudiante, pero todos y cada uno de ellos expresarán su indignación y su sorpresa, tal y como yo lo hice en aquellos días, de que alguien, llámese D.F. o el propio periódico Información, pudiera haber visto al diablo en el sueño dulce de una noche de verano.
Si mi abuelo levantara la cabeza...