jueves, 27 de diciembre de 2012

LXIII 1990´s - Shibam / YEMEN 2.2




Solo disponía de dos semanas en Yemen así que debía decidir hacia donde dirigirme, cautivado por la vida de Sana´a, podría facialmente haberme quedado allí todo el tiempo, el dilema era; las montañas, el desierto, iba a ser imposible verlo todo en un país donde los desplazamientos son lentos, finalmente me decidí por la opción más clara en mi mente, tenia la imagen de una ciudad de rascacielos en medio del desierto, llamada Shibam, estaba chiflado por la arquitectura y decidí pillar un vuelo interno y saltar de Sana a Shibam en tan solo un par de horas, el avión aterrizaba en Say´un, una vez más el ritual de buscar alojamiento, ubicarse, tras intentar que algún taxista me llevara a Shibam en busca de alojamiento y ante la negativa de todos ellos; que no!, allí no hay alojamiento!, tendrás que buscar en Say´un, finalmente tuve que quedarme en una humilde pensión de esta ciudad.
El señor de la pensión me explico que en Shibam todas la viviendas eran familiares, y que no existía ningún tipo de alojamiento para extranjeros en la ciudad, el único alojamiento era un resort turístico de alto standing a las afueras de Shibam, too expensive my friend, tendría que ir y volver a pasar la noche, finalmente me aconsejo que negociara un taxi compartido, solo se negocia una plaza, y se comparte con otra gente, durante el trayecto pude comprobar esta excepción verde en medio del desierto de las planicies, el valle del Hadhramawt, un fértil valle formado por la erosión de la roca caliza a lo largo de millones de años, cruzamos localidades como Al-Gurfa, Al-Hawta, ciudades dedicadas a la agricultura, finalmente el corto trayecto desde Say´un desemboca en Shibam, trayecto que recorrería a pie el resto de los días en valle.
Shibam, conocida como el Manhattan del desierto, tiene alrededor de 500 edificios de 5 a 7 niveles, en busca del cielo, como un bloque de medio km. cuadrado de barro, esta antiquísima ciudad que fue la capital del Hadhramwat en el siglo 3º A.D.
Shibam es una ciudad compacta, hecha de ladrillo de adobe y barro, con unas superestructuras de madera sobre cimientos de piedra, las casas mas altas se alzan 30 metros sobre el nivel del suelo, y 39 sobre el nivel del cauce de la rambla wadi. En época de lluvias estas construcciones son muy vulnerables a la erosión, fueron muy deterioradas durante las inundaciones de los años 1932-33, y en 1980 la UNESCO, inyecto 40 millones de dolars para la reconstrucción de la ciudad, declarándola más tarde patrimonio de la humanidad.
Verdaderamente Shibam es una ciudad de ensueño, como una joya en medio del desierto, contemplada desde las colinas enfrontadas del Hadhramwat, esta genial arquitectura se observa como un bloque compacto de tierra que quiere alcanzar el cielo, fácilmente podríamos identificarla con la ciudad de Manhattan, pero no sería al revés, que Manhattan se hubiese inspirado de esta joya en el desierto llamada Shibam, tan solo por sus años de historia.































































































Localización

Bordeando el desierto de Rub'al-Khali, Shibam se halla en el recorrido de las caravanas de la antigua Ruta del Incienso. Erigida sobre un cerro en el valle de Hadramaut, está en la confluencia de varios uadis, en un lugar en que se estrecha el uadi principal, Hadramaut. Verdadero oasis, Shibam está rodeada de palmerales por tres lados.

Referencias históricas

  • Tras la destrucción de Shabwa (s. III), capital de Hadramaut (contemporáneo del reino de Saba) en la época de la Ruta del Incienso, le sucede Shibam.
  • A principios de la Hégira, desempeña un papel importante, llegando a ser la capital del gobierno islámico de Hadramaut occidental.
  • En la época de los Omeyas, es un centro de oposición hadramita a la autoridad de la dinastía (746). Más adelante, será la sede el poder ibadita (secta kharijita) que se mantiene en el poder hasta el siglo XI.
  • En el siglo X, Shibam es el gran centro comercial (dátiles y tejidos) del valle de Hadramaut, y lo será durante siglos.
  • Conquistada por los ayubidas de Yemen en 1219, será la sede de la autoridad de éstos en Hadramaut occidental hasta 1520. Más tarde, la capital será Tarim.
  • En 1298 y en 1532, la ciudad es víctima de crecidas devastadoras.
  • En el siglo XVIII, gracias a los ingresos procedentes de sus emigrantes en Africa oriental, en la India y, sobre todo, en Asia del Sureste, Shibam atraviesa un período de prosperidad.

Morfología urbana

Dentro de la muralla de tierra cruda, uno se encuentra con un plano ortogonal desconcertante cuyas reglas se inspiran en los principios de la ciudad musulmana. El alineamiento de las calles, interrumpido de un barrio a otro, de un grupo de casas a otro, se asocia a los ángulos rectos, numerosos a lo largo de calles estrechas, para romper voluntariamente toda perspectiva a nivel de la ciudad, de un kilómetro de longitud. Estos juegos de ángulos, al igual que las calles serpenteantes, multiplican los obstáculos para la vista. Así pues, las casas se esconden unas detrás de otras.
Unos inmuebles construidos en altura se aprietan, agrupados sobre una colina para protegerse mejor de las aguas. Surgidas del desierto, 500 casas de tierra cruda, con techumbre blanca para resguardarse también del cielo, se ensanchan hacia la base, recubierta ésta de la misma capa blanca impermeable. Celosías y puertas de madera, algunas muy antiguas (s. XII), adornan estas fachadas, de cinco a nueve pisos, estrechas y cerradas. El extraño conjunto arquitectónico que, en lo esencial, se remonta al siglo XVI y alberga 7.000 habitantes, se abre sobre cinco mezquitas, una de ellas del siglo VIII. 

http://www.ovpm.org/es/yemen/shibam

martes, 18 de diciembre de 2012

LXII 1990´s - Sana´a / YEMEN 1.2




En 1997 a la vuelta de mi primer viaje por Etiopía, y aprovechando que volaba con Al-Yemenia, decidí hacer una escala de un par de semanas en Yemen, todas las leyendas que había leído hasta entonces me remitían a las Mil y una noches o las leyendas de la reina de Saba, tenia mucha curiosidad por hacer una primera toma de contacto, y quede fascinado nada mas llegar a Sana´a la capital, durante el trayecto en taxi desde el aeropuerto y tras chapurrear unas bromas con el conductor pude comprobar rápidamente el talante amable de los Yemenitas, sonrientes y dispuestos, aunque su aspecto aparente con la daga en el cinto da un poco de respeto, la daga tiene el significado del honor, el rango, la libertad y la vida de quien las posee. 
Una vez alojado en un hotelito cercano a la ciudad antigua, Sana`a, la fortificada se insinuaba a través de sus murallas, decidí dejarme llevar por los pies es ese laberinto de calles estrechas, y edificios de adobe y piedra, auténticos arquitectos del barro, materiales de la tierra, que hacen que las ciudades se mimeticen con el paisaje, las construcciones, rascacielos de barro, como si quisieran tocar el cielo, imposible no dejar de alzar la vista para contemplar su altura, su esplendor, sus decoraciones en la vidrieras, sus tallas en los ventanucos y  puertas . Pero la vida a ras de suelo era increíble, el ajetreo, la algarabía, los velos que dejan entrever miradas directas y muy insinuantes, los caballeros con sus turbantes y sus dagas enfrascados en sus  menesteres, los niños jugando y correteando, los mercados, cada callejuela desembocaba en un gremio nuevo, el de las especias, el de las telas, el de los alimentos, los de la madera seguidos por el metal, y los vendedores de hábitos, complementos y una infinidad de productos de primera, segunda y tercera necesidad.

No era fácil no dejarse invadir por los aromas y olores que te asaltaban cada vez que se giraba una esquina, todo se me apetecía experimentar, decidí descansar en una especie de café dispensario de sopa y demás alimentos, todo básico pero con muy buena pinta, la verdad que un poco extraño me sentí con hábitos de europeo en medio de aquel cafetín lleno de dagas y turbantes donde el tiempo se había detenido, mientras tomaba un caldo rico y caliente era objetivo de las miradas, pero siempre una de mis sonrisas rompía esa seria curiosidad, inmersos en medio de grandes o pequeñas conversaciones entre sorbos de sopa, o compartiendo en corrillo los humos de una gigante arguila perfumada, y el siempre incesante mascar de las hojas del Chat, la hoja del ensueño me deje llevar por ese tiempo que discurre pero que no se mide, solo se contempla.
Aquella noche sería la primera de mis mil y una noche, regresar al hotel no sería tarea fácil entre tantos claros oscuros a la luz del tungsteno, perdido en el laberinto de Sana´a logre dar finalmente con el camino de salida, y es que por la noche todos los gatos son pardos, y las callejuelas todas iguales, una vez los comercios han recogido todos los enseres expuestos a lo largo del día.
Una vez de nuevo en  la chambre, pude flipar al comprobar que tenia televisión con parabólica y cientos de canales TVE 24H incluida, fue como un flash back y pasar del puro medioevo de la calle, al puro siglo XX. Sana´a se me descubriría como una ciudad fascinante.






























































































































































Cuatro años después de la realización de este viaje, la revista Altaïr en un monográfico sobre Yemen escogieron algunas de mis imágenes, también se edito este articulo de introducción que me gusta mucho de Jaume Bartrolí, que verdaderamente invita a visitar este país enigmático que en la última década ha sufrido grandes transformaciones como en todo el mundo islámico, la primavera.


La sorpresa medieval

Hace dos mil quinientos años, el historiador Herodoto escribía: “Arabia entera es un paraíso de fragancia suavísima y casi divina”. Un país de olor divina… No está mal como carta de presentación. Cuatro siglos después, Diodoro de Sicilia afirmaba que Yemen exhalaba la más delicada fragancia, e incluso que los marineros que remontaban el Mar Rojo podían oler los aromas maravillosos que les llegaban de la costa. Los pueblos del Mediterráneo veían las caravanas llegar desde allí cargadas de incienso y mirra-los perfumes de los dioses-, de oro, marfil y seda. Así que dedujeron que aquel país debía de ser un reino de fábula, una especie de paraíso. Y por ello los griegos de dieron el nombre de Eudaimon Arabia, Afortunada Arabia, y los romanos el de Arabia Felix Arabia. Así nació el mito.
En realidad, la Arabia Felix no era la fabulosa productora de riquezas que suponían. El incienso, la mirra, la casia, el cinamomo, el láudano y las otras fragancias maravillosas venían de un poco más allá, del Dhofra y Omán; las especias de la India; la seda de la China; el marfil, el ébano y las pieles de animales fantásticos de la costa africana. Los habitantes de Yemen, simplemente, iban a buscar estos productos más lejos. Y, mercaderes astutos, basaban su prosperidad en mantener en secreto el origen de lo que vendían y, también, la técnica de navegar por el Océano Índico aprovechando los monzones.
Fueron varios los reinos que, entre los años 1.000a.C. y 600 d.C., prosperaron a lo largo de la Ruta del Incienso, Saba, que tenía como capital Mariaba (Marib), fue el más importante y dio origen a otro mito, el de la reina misteriosa y su relación amorosa con el rey Salomón pero hubo otros que le hacían la competencia: el reino de los mineo de Karna o Quarnawu (Ma´in) y Yathil (Baraquish); Awsan can su capital Miswar; Qataban, con su capital Timma; los atramitas o hadramitas del Hadramaut con su capital,  Sobota (Shabwa); los himiaritas de Millar con su capital, Dhafar…
Las ruinas de sus  ciudades duermen hoy el sueño de las arenas o aparecen, como descubrimientos deslumbrantes, ante los emocionados viajeros. Son muchísimas, algunas perfectamente conservadas: murallas torres, almenas, restos de palacios y templos... Protegidas por el recelo y la hostilidad de los beduinos y las prohibiciones del gobierno, la mayoría apenas han  sido vistas por ojos forasteros. Otras son de más fácil acceso. En todo caso, el desierto de Yemen es aún un lugar para explorar, uno de los últimos rincones del planeta donde aún es posible descubrir una ciudad enterrada bajo las dunas.
País durante mucho tiempo cerrado a los extranjeros, poco visitado, y con gobiernos que prefieren ocultar la historia preislámica, Yemen está lleno de sorpresas. Por ejemplo, que allí florecieron diversos reinos judíos y cristianos antes de la llegada del Islam, y Sana´a tuvo una famosa catedral nestoriana de madera de teca con clavos de plata y oro antes que una mezquita; o que la isla de Socorra aún era cristiana cuando marco Polo pasó cerca y, según cuentan algunos (que no se sabe ciertamente) aún lo es en parte hoy día.
En el siglo XVII Yemen aún dio origen a otro mito. Se convirtió en el único lugar del mundo que producía la materia prima de un brebaje maravilloso: el café. Comerciantes holandeses, ingleses y portugueses venían de buscarlo. Muja, o Moka, el puerto desde donde se embarcaba hacia el mundo entero, dio nombre a una de sus variedades más famosas. Pero durante el siglo siguiente, los capitanes europeos consiguieron sacar de contrabando algunas semillas, que plantaron en Brasil e Insulindia. Perdido el monopolio, el comercio declinó velozmente. La ciudad fantasma de Moka es hoy el espejismo de aquel breve esplendor.

Anclado en el pasado

Pero lo mejor de Yemen no está en su historia sino en que es un mito vivo. Alberto Moravia ha escrito que es “el país donde el medioevo nunca se ha acabad”. En Yemen la historia se ha petrificado en el pasado. La algarabía de las callejuelas de Sana´a, entre los altos bloques de viviendas de barro con los alféizares de las ventanas encalados de blanco, los hombres vestidos con la futa –el faldón que acaba sobre la rodilla- y la yambiya –puñal curvo- siempre al cinto, las mujeres semiveladas, el ajetreo de los asnos cargados, los camellos girando los molinos de aceite, la animación en zocos, caravasares y baños públicos, se repite en todas las ciudades. ¡Y qué ciudades! De rascacielos de barro del Hadramaut como Shibam; ciudades-fortaleza de piedra del altiplano como las mellizas Shiwam y Kawkaban; con trescientas mezquitas como Tarim, con el cielo engalanado por el magnífico minarete blanco de al-Mohdar; o como Jibia –patria de otra reina misteriosa y sabia, Arwa- encalada de blanco y azul celeste entre verdes jardines de almendros y granados floridos. Pocos países quedan aún tan medievales como Yemen, por sus ciudades, sus paisajes y su gente.
Hay algo en la historia de Yemen fundamental para entender su geografía humana y el carácter de sus pobladores: el continuo paso de invasores. Los romanos de Augusto, los etíopes cristianos de Axum, los persas, los árabes de la Meca, los portugueses, los mamelucos de Egipto, los turcos otomanos, las tribus beduinas del desierto, y muchos otros intentaron someter el país y, en ocasiones, lo consiguieron. Fue así como los yemeníes aprendieron a vivir colgados de los riscos más inexpugnables. Y así forjaron ese paisaje en donde los pueblos amurallados y las fortalezas de piedra se confunden con la desnudez pétrea de montañas y quebradas. Un ejército invasor puede pasar por el valle sin vislumbrar siquiera las poblaciones mimetizadas entre los pedregales de las cimas  y, aún en caso de descubrirlas, difícilmente podría someterlas. Es este pasado de invasiones y resistencias el que ha forjado el carácter, también, de los pobladores: indómitos, insumisos a cualquier control, dados a rebeliones constantes. Frente a tantas invasiones y a la dificultad de consolidar un estado central, la tribu ha sido siempre el núcleo de resistencia, el escudo protector de los clanes y la gente, el factor de cohesión y garante de la seguridad. Por ello Yemen es, en el comienzo de este siglo XXI, uno de los países más tribales del planeta. Otro de sus encantos.

Yambiyas y Fusiles

El gobierno yemení siempre ha intentado desarmar a sus ciudadanos. Tarea imposible. En el país se calcula que hay sesenta millones de armas de fuego, tres por habitante. Todos los intentos anteriores por reducirlas han fracasado. En una ocasión el gobierno envió una ley al parlamento para regular la posesión de armas. Los diputados ni tan sólo la discutieron: se hubieran visto obligados a disminuir el número de sus guardaespaldas.
En Yemen los kalashnikov y los vehículos todoterreno han sustituido quizás a los sables y a los camellos, pero el papel que juegan continúa siendo el mismo, porque la mentalidad no ha cambiado. Las armas aseguran el honor, el rango, la libertad y la vida de quien las posee; los 4x4, su libertad de movimiento por montañas y desiertos. Poco o nada ha cambiado en Yemen durante los últimos cien años, ni siquiera en el sur que fue colonizado por los británicos y luego vivió el único experimento marxista del mundo árabe. Quizás allí la religión aún se viva de forma más distante que en el norte, pero poco más. Yemen es una sociedad tan tradicional que incluso la religión no está contaminada por el islamismo, un movimiento moderno y que en el fondo pregona retroceder a un pasado de integrismo religioso que nunca existió. Yemen, simplemente, ya vive en el pasado.
Éste es el Yemen que entra en el siglo XXI, y que el escaso petróleo encontrado no ha cambiado ni un ápice del Yemen medieval. Y esto es lo que ofrece al viajero: desiertos que esconden ruinas de ciudades milenarias; altiplanos de roca desnuda donde las terrazas vadeadas por los cultivos cuelgan como por encanto en los precipicios; ciudades medievales de barro, dominadas  por la verticalidad, única en el mundo; la
Taíma, de paisajes, rostros y climas africanos, oasis de palmeras y pueblos de pescadores; tribus  y beduinos indómitos; leyendas de caravanas y reinas fabulosas.
Pier Paolo Passolini se enamoró de Yemen y en é filmo buena parte de Las Mil y Una Noches. El viajero se creerá desembarcado en el país de las mil y una maravillas.
  
Texto: Jaume Bartrolí  Altaïr ,nº13 segunda época, 2001

 

martes, 11 de diciembre de 2012

LXI 1990´s Dakar / SENEGAL (West Africa) Viajes






Dakar (Senegal), sería en 1996 nuestro punto de partida por los caminos de Hierro del oeste africano, mi amiga parisina Dominique nos paso un par de contactos, para nada mas llegar a Dakar pudiéramos ponernos tener alguna referencia y poder dar con alguno de ellos, eran ambos unos desconocidos para nosotros, ya en el aeropuerto de Dakar nos decidimos por Mamadou, tras comentarle que éramos amigos de Dominique, que andábamos por Dakar, y si nos podía ayudar, rápidamente Mamadou se apresuro en venir a recogernos, tras un rato acososante de taxis y gente que se ofrecía a llevarnos a la capital, llego Mamadou, un personaje que nos introduciría directamente en su casa y la vida Senegalesa cotidiana, quedamos fascinados por su persona y toda su gran familia, ya que en Senegal las familias son enormes, y te puedes llegar a hacer un buen lío, Madres, tíos, primos, hermanos todos, compartiendo, siempre con una jerarquía muy presente, y donde la mujer en el mayor de los casos, siempre lleva el peso de la familia.
Mamadou Thiendella Fall nos introdujo en los diferentes ambientes de la ciudad, tanto diurna como nocturna, siempre una gran fiesta, y siempre con muy buenas vibraciones, conocimos su gran mapa de amistades, y pudimos sentir el siempre hospitalario talante de los senegaléses, repetidas veces compartimos el ritual del té, 3, dulce como el amor, suave como vida, y amargo como la muerte. El tiempo entre tés siempre pasaba lento, entre partidas de cartas y el siempre ritmo sonoro del dialecto Wolof en el ambiente, el Mbalag y el Jembe. Dakar se nos descubriría como la capital de la música africana, las noches en L´Etoile la disco de Yossou N´Dour, donde están surgiendo las nuevas grandes voces de la música actual africana, y Doudou nuestro anfitrión y gran amigo, se convertiría en nuestro referente en esta ciudad a la que regresaríamos siempre que encontrásemos una pequeña ocasión, para compartir con Doudou y su gran familia. Hermanos Senegaleses siempre en mi corazón.






Dakar es la capital de Senegal, situada en la península de Cabo Verde, en la costa atlántica de África. Su posición al extremo oeste de África resulta ventajosa para el tráfico marítimo con América y Europa, razón por la cual se desarrolló allí el mayor puerto marítimo de la región. Según el censo del año 2005 cuenta con una población de 1.030.594 habitantes y su área metropolitana con una población de 2.450.000 habitantes.
La ciudad de Dakar se formó en el entorno de un fuerte francés, reemplazando la ciudad de Saint Louis como la capital de las colonias francesas del África Occidental en 1902. Fue la capital de la Federación de Malí entre 1959 y 1960, convirtiéndose luego en la capital de Senegal.
Entre los siglos XVI y XIX, Dakar fue el mayor centro para el tráfico de esclavos hacia toda América. El gobierno senegalés restauró y transformó en museo el fuerte de Estrées en la isla de Gorée, donde los esclavos eran reunidos para ser subastados y enviados en barco.
La Historia de la ciudad de Dakar en tanto que tal es muy reciente, habida cuenta de la cercanía en el tiempo de la fecha de su fundación; no obstante, sí disponemos de datos acerca del territorio sobre el cual actualmente se asienta la ciudad.

































































































































































algo más de información:


Antes de la colonia francesa

Mapa del Senegal en 1770, por el cartógrafo Guillaume Delisle, que muestra la península de Cabo Verde, sobre la que posteriormente se asentaría la moderna Dakar.
En diversos puntos de la estrecha península de Cabo Verde, sobre la que se encuentra edificada la ciudad, han sido localizados diversos vestigios arqueológicos que atestiguan la presencia humana en la misma desde el Paleolítico, en forma de presencia esporádica, y desde el Neolítico, en forma de residencia permanente.
Los puntos concretos en los que se han localizado restos o yacimientos arqueológicos son, hasta el momento: la punta des Almadies, y Ouakam dentro de la península, y Hann o Bel-Air en las zonas al este de la ciudad.
Los primeros habitantes de la zona de la actual Dakar acerca de los cuales disponemos de información sabemos que pertenecían a la etnia de los Mandingos. El explorador portugués Dinis Dias, durante el viaje que efectuó en 1444 por la fachada atlántica del continente africano, alcanzó el lugar más occidental de África, la península de Cabo Verde, a la que denominó de ese modo en razón de la lujuriante vegetación que pudo contemplar. Fue pues a poblaciones mandingas a quienes Dinis Dias encontró viviendo en el lugar.
Hacia finales del siglo XV se inicia una inmigración hacia la zona de pescadores de etnia Lebu, que huyen del reino de Takrur, al nordeste del río Senegal. Hacia el siglo XVII el poblado que habían fundado debía contar con una treintena de cabañas. Ello se debía a que los europeos se sentían por el momento más interesados en la isla de Gorée, a la que el portugués Dinis Dias había bautizado inicialmente como Palma, y que cambió de manos sucesivamente una quincena de veces, entre portugueses, ingleses, holandeses (quienes la denominaban Goed Reed, buen puerto o buena rada), y franceses. De la denominación holandesa de la isla, Goed Reed, deriva directamente el nombre de la isla de Gorée.
Los franceses ocuparon la isla de Gorée desde 1677, llegados allí desde la cercana San Luis, fundada en 1659.
Respecto de Dakar, su nombre aparece por primera vez en un mapa en 1750 elaborado por el botánico y naturalista francés Michel Adanson sobre la península de Cabo Verde. En 1843 Dakar únicamente cuenta, según el testimonio de Paul Boutet, con «algunos centenares de casas, todas construidas en el mismo estilo […], todas ellas de cañas, de forma cilíndrica y recubiertas más o menos como los panales de abejas de nuestras tierras».

 

Dominio colonial francés

Mapa de la península de Cabo Verde, con la ciudad de Dakar, en el año 1863.
La clase dominante en la isla de Gorée, formada por las signare mulatas, se sentía cada vez más agobiada debido a la densidad de población alcanzada en la isla por lo que, entre 1846 y 1848, la signare Anna Colas Pépin y su cónyuge François de Saint Jean, quien era a la sazón alcalde de Gorée, solicitaron reiteradamente la creación de una nueva ciudad en el continente, a ubicar concretamente en la actual Dakar. Otro motivo era que ya no temían los posibles ataques del damel del reino de Cayor, a quien las tropas francesas mantenían a raya.
En el mismo documento se solicitaban ayudas, con motivo de la abolición de la esclavitud que se veía inminente, para conseguir tierras y ayudas financieras para sus servidores esclavos. Ello hace que una parte de los propietarios de terrenos urbanos en la nueva ciudad de Dakar fuesen ex-esclavos de las signare.
La ciudad de Dakar fue fundada por orden del general francés Louis Faidherbe en 1857, en una región que ya había sido escenario, desde el siglo XV, de un activo comercio de esclavos. De hecho, a partir de 1848, con la prohibición de la esclavitud, el interés por el puerto protegido de la isla de Gorée había declinado, y comenzó el interés potencial por la localidad de Dakar, en la costa continental, con mayores posibilidades de crecimiento y expansión comercial. Con anterioridad a la fundación de la ciudad ya había existido allí un pequeño destacamento militar francés.
Sin embargo, el auténtico fundador de la ciudad fue el teniente coronel del arma de Ingenieros Émile Pinet-Laprade, quien diseñó el primer plano de la ciudad y de sus calles, elaborándose el primer catastro de la ciudad den 1858. Para el faro de las Mamelles, las obras se iniciaron en 1859, mientras que las obras del puerto se iniciarón en 1860.


Un fresco en un edificio de Dakar de Blaise Diagne (1872-1934), alcalde de Dakar, primer africano en la Asamblea Nacional Francesa y primer africano en ocupar un ministerio en Francia.
En 1869 se produce el primer desastre de la historia de la ciudad de Dakar, que queda muy seriamente afectada por una epidemia de cólera, que provocó la muerte del propio Émile Pinet-Laprade, el 17 de agosto. En 1875, Dakar sustituye a la ciudad de Gorée como centro administrativo de su distrito. Sin embargo, por razones económicas, parte de la clase dirigente de la isla de Gorée prefería establecerse en la localidad de Rufisque, situada a unos 25 Km. al sudoeste de Dakar, lo que frenaba el crecimiento urbano de Dakar ya que eran los propietarios de buena parte del suelo urbano de la misma. Sin embargo, para 1876 se elabora un nuevo catastro de la ciudad, que en 1878 ya cuenta con unos 1.500 habitantes.
El 17 de junio de 1887 se produce un acontecimiento destacado en la historia de la ciudad que accede a la categoría de comuna definitivamente independiente de la de la isla de Gorée. El primer alcalde de la ciudad, que tomó posesión el 9 de diciembre de ese mismo año, fue Jean Alexandre. Rápidamente Dakar alcanzó un estatus que le hizo quedar asimilada a una comuna francesa, con sus habitantes teniendo los mismos derechos que los franceses metropolitanos.
En los últimos años del siglo XIX y primeros del siglo XX, la ciudad conoce una serie de importantes obras públicas relativas a infraestructuras (puerto y ferrocarril, especialmente), que aceleran su desarrollo. En 1902, la ciudad sustituyó a San Luis, igualmente en Senegal, como capital de la colonia del África Occidental francesa.
Prosigue el crecimiento de la población, que ya asciende a unos 18.500 habitantes en 1904, para ser ya de 25.000 en 1909, momento en el que la ciudad es ya el primer puerto de Senegal.
El político senegalés Blaise Diagne, quien llegó a ser el primer ministro francés de raza negra, fue alcalde de Dakar entre los años 1920 y 1934, fecha de su muerte. A inicios de su mandato, en 1921, la ciudad tenía 32.440 habitantes, de los que 1.661 eran de origen europeo; por el contrario, la isla de Gorée, en continuo declive en número de habitantes, contaba con 700 habitantes en 1926. Ello hizo que Gorée pasase a depender definitivamente de Dakar, invirtiéndose la situación histórica, en 1929.
En los años 1920 y años 1930 se produce una inmigración procedente del Líbano, igualmente bajo dominio colonial de Francia, que supone la continuación de la que ya se registraba desde los años 1890 en la ciudad de San Luis. Se trata de una inmigración vinculada al comercio, especialmente al pequeño y mediano establecimiento comercial.
En 1929, concretamente el 31 de marzo, tiene lugar la inauguración de la catedral de Dakar. Armand-Pierre Angrand, que sería alcalde de Dakar tras Blaise Diagne, ofreció una de las campanas de la catedral, conjuntamente con su familia.

Batería costera en la isla de Gorée, que fue utilizada durante la batalla de Dakar contra la Royal Navy y sus aliados de la Francia Libre por parte de las fuerzas de la Francia de Vichy, aliada del Tercer Reich.
Durante la Segunda Guerra Mundial, tras la derrota en junio de 1940 del Ejército francés la Wehrmacht en la batalla de Francia, Francia solicitó un armisticio, el Armisticio del 22 de junio de 1940, que llevó al Gobierno de Francia al mariscal Philippe Pétain. Sin embargo, el general Charles de Gaulle efectuó a través de las emisoras de la BBC el Llamamiento del 18 de junio de 1940, que generó la llamada Francia Libre que prosiguió la lucha contra la Alemania nazi. Sin embargo, el África Occidental Francesa y con ella su capital, Dakar, no se adhirieron al llamamiento de de Gaulle, prestando fidelidad al nuevo régimen de la Francia de Vichy.
En dicho marco político e histórico tuvo lugar la batalla de Dakar, el 25 de septiembre de 1940, una batalla naval por el control del África Occidental francesa, que supuso el intento fallido por parte de las tropas de la Francia Libre (las Fuerzas francesas libres) y de los Aliados de expulsar del lugar a los hombres del general Pierre Boisson, que seguían fieles a la Francia de Vichy aliada del Tercer Reich. La batalla pretendía alejar a los alemanes de las colonias francesas del océano Atlántico, especialmente a su flota submarina, ante la inminente batalla del Atlántico centrada en torno a la ruta de suministros al Reino Unido. Con posterioridad a la batalla se produjo la Operación Amenaza, un intento fallido de desembarco en Dakar. Estos combates supusieron el primer enfrentamiento en combate de los franceses entre sí desde la creación de la Francia Libre.
Ya finalizada la guerra, Dakar recibió la visita del presidente de Francia Vincent Auriol, la primera que efectuaba un jefe de Estado de Francia a un territorio colonial en el África negra. En esas fechas la ciudad ya contaba con unos 135.000 habitantes.
El 26 de agosto de 1958, el general Charles de Gaulle, siendo ya presidente de Francia, visita Dakar, siendo recibido a su llegada por una manifestación multitudinaria que exige la independencia del país.

 

Tras la independencia

Finalmente, Francia concedió la independencia a los territorios del antiguo África Occidental Francesa. Dakar, entre 1959 y 1960, fue la capital de la efímera Federación de Malí, convirtiéndose luego en la capital del nuevo país de Senegal, desde el 4 de abril de 1960.
En 1964 se construyó la Gran Mezquita de Dakar, como símbolo de resurgimiento nacional de la tradición religiosa islámica frente el cristianismo que se asociaba al colonialismo europeo y francés.
En junio de 1978, Dakar acogió la sede del Banco Central de los Estados de África del Oeste (BCEAO), que abandonó su anterior ubicación en París, para dotar al continente africano de mayor protagonismo dentro de la entidad.


De 1959-60 era parte de la Federación de Malí. Senegal logró independencia en 1960 con Léopold Senghor como primer presidente que se mantendría como tal durante 20 años. El Parti Socialiste Sénégalais (PSS) ha estado en poder desde la independencia, aunque el país no es un estado unípartidista. La política extranjera es dominada por relaciones con La Gambia que Senegal rodea.  En 1982 se estableció  la Confederación Senegambia con el objetivo de coordinar la política para llegar a largo plazo a crear una unión económica y monetaria. Se disolvió apaciblemente en 1989. Un periodo de relaciones sumamente frías siguió. Hubo alguna reacción en Dakar al golpe militar en Gambia en julio de 1994 pero el gobierno ha forjado unas relaciones buenas con el régimen militar. En 1989 se produjo un grave deterioro de relaciones con Mauritania. Rivalidades étnicas y económicas duraderas entre los dos países explotaron en, con varios centenares de muertos de cada país y miles de refugiados que cruzaron la frontera en ambas direcciones. En abril de 1992 se restauraron relaciones diplomáticas, cortadas desde 1990. Un problema político importante actual es el fortalecimiento de un movimiento secesionista en la provincia del sur de Casamance. Las relaciones con Guinea-Bissau se han visto dañadas por el problema de Casamance; inicialmente, se acusó de apoyar a los secesionistas y se produjeron enfrentamientos armados entre ambas fuerzas gubernamentales. Desde entonces Guinea-Bissau ha jugado un papel central mediando entre el gobierno de senegalés y los secesionistas. Los dos países también han terminado divididos por una disputa territorial irresoluta por la soberanía de un trozo de costa que puede llegar a reportar importantes beneficios por la extracción de petróleo así como por su importancia como reserva pesquera. En 1990 el Presidente Diouf (quién ganó a Senghor en 1981) dirigió una reorganización del Gobierno. El régimen ha hecho un compromiso de continuar con la política multipartidaria, y los partidos de la oposición continúan operando legalmente, aunque la prensa disidente todavía está sujeta a fuertes presiones. En 1991, se hicieron cambios a la ley electoral y en 1992 siguió la reforma de la magistratura. En 1993 y en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales Diouf  superó en siete puntos a otros candidatos consiguiendo retener la presidencia. Había alegaciones sin embargo sobre irregularidades habidas en dichas elecciones........El Movimiento secesionista de Fuerzas Democráticas de Casamance boicoteó la votación en protesta. A las elecciones del legislativo tres meses sostuvieron después, el PSS ganó 84 asientos.